LA GRANDEZA DE LO SENCILLO
FICHA TÉCNICA:
Dirección: Juan José Campanella. Interpretación: Ricardo Darín (Benjamín Espósito), Soledad Villamil (Irene Menéndez), Pablo Rago (Ricardo Morales), Javier Godino (Isidoro Gómez), Guillermo Francella (Sandoval). Países: Argentina y España. Año: 2009. Duración: 129 min. Género: Drama. Guión: Eduardo Sacheri y Juan José Campanella, basado en la novela La pregunta de sus ojos, de Eduardo Sacheri. Estreno en España: 25 Septiembre 2009.
Tras unos años sin películas argentinas reseñables, un acertadísmo Juan José Campanella sorprende con El secreto de sus ojos, una cinta equiparable a los grandes títulos con el que el cine argentino nos deleitó a comienzos de la década con películas como Nueve Reinas (Fabián Bielinsky), El abrazo partido (Daniel Burman) o El hijo de la novia, del propio Campanella. El secreto de sus ojos podría, de hecho, equipararse a cualquiera de los grandes títulos del cine de siempre.
Cuenta, para empezar, con un guión sólido (basado en la novela La pregunta de sus ojos, de Eduardo Sacheri) que revela una historia llena de recovecos acontecida en dos tiempos diferentes. Benjamín Esposito, funcionario de un juzgado penal recién jubilado, pretende ocupar su tiempo libre escribiendo una novela. Para ello, toma como material la historia del brutal asesinato de una joven, cuyo caso fue a recaer en el juzgado en el que él mismo trabajaba. Pero lo que Esposito no sabe es que, rememorando aquellos años, volverán a salir a la luz muchos de los fantasmas de su pasado que irremediablemente acabarán por cambiar también su presente.
Campanella maneja además con habilidad esos saltos en el tiempo, permitiéndonos ir descubriendo una trama compleja que supera los límites del thriller al abordar temas más propios de otros géneros. La historia de amor frustrada durante tantos años entre los dos protagonistas y la relación de amistad que se torna casi paterno-filial entre Espósito y Sandoval adquiere tintes de drama intenso, aunque salpicado del necesario humor, gracias a unos diálogos magistrales, muy en la línea de esa dulce verborrea que caracteriza el habla argentina, que permiten relajar la tensión cuando puede comenzar a resultar asfixiante.
El broche final viene de la mano de la interpretación de unos actores mayúsculos, con un Ricardo Darín que nos hace sentir en carne propia cada palabra, cada gesto, una Soledad Villamil a la que le basta una mirada para traspasar la pantalla, y un Guillermo Francella que viste de ternura y hace grande a un perdedor. Y Así, Juan José Campanella demuestra que no son necesarios grandes artificios ni inflados presupuestos para construir una buena película. Basta con combinar con cierta habilidad e inteligencia los elementos de los que siempre se ha servido el gran cine.
crítica sencilla sobre peli sencilla:
lo bueno, si breve, dos veces bueno.
inmejorable peli que vi en inmejorable compañía.
tengo una cicatriz dentro desde entonces.
viva el cine argentino!
tirando de clásicos se pueden hacer nuevos clásicos,
muy buena observación.
Yo también recuerdo haberla visto en muy buena compañía… qué casualidad! Tal vez eso hace que mi valoración se má positiva…
Y viva el cine Argentino, che!!